Cultura roja- paradigma impulsivo

El lider en el Centro

Algunos autores denominan a este estadio de nuestra conciencia “La Caída” porque hasta el momento en el que esta forma de organización humana apareció, no teníamos conciencia de separación entre nosotros ni de la tierra.

Tampoco conocíamos el sentimiento de poder ni de ambición de la propiedad territorial. No concebíamos que la tierra pudiera pertenecer al humano, porque sentíamos que era el humano el que pertenecía a la tierra.

Antes de esta etapa nuestra lógica estaba más cerca de la del mamífero (que es nuestro antecesor) y aunque él defiende su territorio si os fijáis, siempre lo hace aplicando conciencia de comunidad o tribu y por el bien común. Nunca sólo por un beneficio propio e independiente.

En realidad «La Caída» es el ciclo en el que aparece en nuestra mentalidad eso que llamamos “ego”. Con todo lo que esto implica.

Intrínseco al ego comienzan las guerras de poder, la ambición material, el sentimiento de competencia, el miedo a la aniquilación y la muerte, la supremacía hacia el resto de seres vivos del planeta, la diferencia entre géneros, la ley del más fuerte, etc.

En esta etapa se registran los primeros asesinatos entre humanos que antes no se habían dado.

Las organizaciones rojas tienen líderes que basan su gestión en el control de todo lo que les rodea y que suelen mirar únicamente su propio beneficio o el de sus seres queridos más próximos.

Por esto tienen una forma de operar agresiva y autoritaria, no teniendo en cuenta opiniones ni aportes de sus colaboradores a los que suelen manipular con aportes económicos, chantajes o incluso con violencia física.

Son líderes que se rodean de gente de su máxima confianza, familiares directos en su mayoría que muestran una fidelidad y admiración absoluta hasta el punto de convertirse más en sirvientes que en empleados.

Como tienen dificultad en controlar a las personas que forman las capas de la organización más alejadas de su alcance, imponen medidas de control muy restrictivas y tajantes.

Es el modelo de liderazgo «macho alfa» donde solo cabe 1 en el 1º puesto.

En nuestra sociedad hoy todavía tenemos multitud de ejemplos donde opera esta cultura roja: el narcotráfico; las bandas callejeras; el tráfico de personas; también algunas guerrillas o ejércitos en las más de 80 guerras activas que tenemos los humanos en el planeta.

También las organizaciones en países donde no hay una legalidad vigente -o clara- para proteger los derechos de los trabajadores. Por ejemplo, las fábricas donde se generan muchas de las cosas que consumimos aquí en Europa, incluidas algunas que representan a «grandes marcas»

Las monarquías también serían un claro ejemplo de este modelo cultural. En la serie «The Crown» en netflix se puede comprobar claramente esa perspectiva de líder único en el centro en múltiples escenas. No solo aplicado a la reina, si no también a los líderes del gobierno. Si se ponen enfermos unos días, el miedo que les acucia es que el país puede ir a la deriva.

Si esta cultura sigue en funcionamiento y es útil en algunos contextos es porque el estado de conciencia al que pertenece que se inicia en el 6000 a-c, sigue vigente tal cual se generó entonces.

Y esto es algo como para reflexionar

Evolucionar significa aprender de lo experimentado en el pasado.

Registrar los errores y los aciertos (en cualquier cultura hay de ambos).

Integrar los aciertos y redefinir los errores (con el aprendizaje pertinente).

Aplicar en el presente lo registrado y lo redefinido.

Y generar así un futuro mejorado, en el que operamos en una versión que incluye lo registrado y aprendido.

Es así como una especie evoluciona.

De las organizaciones rojas podríamos registrar como acierto que en algunas ocasiones:

Emergencias por ejemplo, o momentos donde el equipo está desconcertado y/o asustado, como puede ser una situación económico-financiera muy delicada o la pandemia que acabamos de atravesar.

Es valioso que alguien ejerza un liderazgo enérgico, bien definido y que plantee medidas de control eso sí, para el bienestar de todos.

Como me decía alguien de una empresa el otro día: estoy tranquila porque confío en el capitán del barco que nos dirige. Si vamos a atravesar un tornado va a ser importante que tengamos un buen capitán!

Pero el problema que tenemos es que esta cultura roja sigue operando en el mundo por pura inconsciencia.

Sin reflexión alguna sobre si seguimos necesitando una cultura que nos sirvió como modelo útil hace 8000 años.

O si lo que necesitamos es actualizar sus aciertos, aprender de sus errores

Y mejorar así el futuro de nuestras culturas organizacionales.